Mittwoch, 5. Januar 2011

Fran Sevilla corresponsal de TVE

Aviones de guerra en USA, cólera en Haití

Mientras repaso las últimas informaciones sobre Haití y preparo la maleta para viajar de nuevo a este país devastado leo de pasada una noticia divulgada por la empresa multinacional estadounidense Lockheed Martin, en la que se anuncia la decisión del Pentágono de adelantar la compra de 31 aviones F-35, la última generación de caza bombarderos, por un importe de 3.500 millones de dólares.
El estúpido e incontrolable chip que alberga mi cerebro y que tiende a relacionar de manera casi automática las cifras hace un cálculo inmediato: cada avión de combate F-35 cuesta unos ciento diez millones de dólares. Y mi cerebro da otra vuelta: esa cantidad, algo más de cien millones de dólares, es lo que Naciones Unidas ha estimado que se necesita de manera urgente para controlar la epidemia de cólera en Haití; para evitar que (más cifras) la epidemia que ya ha causado más de 1.100 muertos acabe llevándose por delante la vida de 10.000 seres humanos.
Pero no hay dinero disponible para salvar a 10.000 haitianos, su vida vale menos que la de un solo avión de guerra.
El contrato que se anuncia tiene más largo recorrido. Forma parte de un programa por el que el Pentágono invertirá en las próximas dos décadas la friolera de 382.000 millones de dólares para dotar a su fuerza aérea de algo más de dos mil aviones F-35. Con menos de una décima parte de ese importe se podría reconstruir Haití tras el devastador terremoto del pasado enero. Y 20 años, dos décadas, es el plazo que según los cálculos que ofrecía hace unos días un ministro haitiano será necesario para lograr que el país vuelva al punto de partida anterior al seísmo, que era ya de por sí un punto de partida de hambre y miseria para el 80 por ciento de los más de diez millones de habitantes de Haití.
Otro salto en mi cabeza: Estados Unidos ofreció hace dos días entregarle a Israel 20 aviones F-35 a cambio de que anuncie una moratoria de 90 días en la construcción de viviendas en sus asentamientos en los territorios palestinos ocupados. Una construcción que es ilegal según la legislación internacional. En vez de condenarla e impedirla lo que se promete a Israel es que se le entregarán los aviones y pasado el plazo de 90 días podrá reiniciar la colonización de Palestina.
Si digo que lo que se desprende de esta avalancha de cifras y de lo que subyace tras ellas es ofensivo, vergonzoso, inmoral, ignominioso y un largo etcétera, me quedaría corto. Porque no hay palabras para describir el absurdo de este mundo. Un mundo en el que Israel seguirá colonizando y bombardeando, dentro de poco con aviones F-35, el territorio palestino, como acaba de hacer en Gaza hace unas horas (bombardeos que ya ni siquiera son noticia), Lockheed Martin continuará obteniendo enormes beneficios con el negocio de la muerte futura en cualquier escenario y los haitianos seguirán muriendo de cólera o de simple inanición.

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